Autor: Carmen del Río
Todos sabemos que vivimos en una época en que se instrumentaliza casi todo. Las más de las cosas, con miras al lucro. Y luego hay otras cosas con las que se trafica con miras a la geopolítica y a las políticas imperiales. Muchos tráficos son materiales, armas, drogas, diamantes, dinero… Otros son humanos, niños, mujeres, órganos… Y finalmente hay tráfico inmaterial, como son las mentiras, las ideas, la propaganda, la historia.
De esta última clase de tráfico quien esto escribe diría que con lo que más se trafica es con el islam y con los musulmanes. Lo mismo que el opio ya no es una sustancia química de determinadas características, sino un objeto de tráfico muy lucrativo y también muy destructor (famosa Guerra del Opio), así también el islam ya no es una religión o una concepción espiritual e intelectual de la existencia sino una amalgama de imágenes malvadas cuya exactitud o verdad no tienen ninguna importancia ya que su objeto no es prestar un servicio sino crear un tráfico que sirva a la guerra imperial. Los llamados musulmanes son igualmente no personas sino productos destinados al tráfico.
Las personas que sin venir a ningún cuento y sin ninguna utilidad llaman a cruzadas contra cierta prenda de vestimenta, no están hablando de religión ni de sociedad, sino que se involucran en un tráfico cuyos réditos van a la guerra seudoideológica imperial.
Mucha gente vive de ese tráfico, no daremos nombres pero todos sabemos que hay personas sin ningún conocimiento del honrado Alcorán ni del idioma en que está escrito y sin embargo eso no les impide aparecer como expertas en ello porque quienes les proporcionan su halo de “expertos en islam” son traficantes como ellos pero de más alto nivel. Todos necesitamos comer, y a veces no solo patatas sino también algún caviar, y el tráfico es una de tantas maneras de salir adelante, sea tráfico de hachís, de diamantes o de islam y musulmanes. Es posible que también haya tráfico de otras religiones o de otros creyentes o aparentes creyentes, pero desde luego el tráfico por antonomasia hoy día y el que domina todas las callejuelas, todos los palacios, todos los cuarteles, todos los foros, todas las redes y rotativas es el tráfico de islam. Comprendo que muchos le sacan con qué comer y muchos también con más que comer pero no deja de ser un sucio tráfico que destroza la sociedad.
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